Ajedrez Politico

LAS FAMILIAS MILLONARIAS QUE ENFRENTA JAIME BONILLA

POR LA PRETENSIÓN DE EXPROPIAR LOS TERRENOS DE EL CAMPESTRE

ESE CLUB TIENE UN VALOR DE APROXIMADAMENTE 200 MILLONES DE DÓLARES

SERGIO ANZURES

El gobernador Jaime Bonilla se enfrenta a las familias multimillonarias de Tijuana, a quienes manejan parte de la economía de la región (inversiones y generación de empleos) al pretender expropiar los terrenos de El Campestre.
Bonilla ya se enfrentó en el Estado con millonarios y empresas multinacionales en el tema del cobro del agua y la verdad había razón para que pagaran lo que habían consumido a lo largo de años.
Pero aquí no se trata de cobrar el agua consumida, sino de la noche a la mañana expropiar uno de los clubs privados más poderosos del noroeste de México.
El Campestre tiene 800 socios y cada acción vale 80 mil dólares, cuando hace 10 años su valor era de 13 mil dólares.
Según una valuación realizada en el 2006 y a la que AJEDREZ POLÍTICO tuvo acceso, si se expropian esos terrenos cada socio recibiría entre 250 y 270 mil dólares, si lo multiplicamos por 800, serían alrededor de 200 millones de dólares, casi 4 mil
millones de pesos.
El secretario general de gobierno del Estado, Amador Rodríguez Lozano dijo que es legal y obedece a un interés superior que es el beneficio de los ciudadanos la expropiación de El Campestre.
Y quienes opinan de manera negativa al respecto lo hacen por desconocimiento o mala intención y están en un error.
Conforme a la ley, no importa si son o no son legítimos dueños (los socios de El Campestre), el acto expropiatorio es un acto de soberanía.
Es un acto de ejercicio de una atribución que establece la Constitución y que únicamente requiere de una serie de elementos comunes como son un estudio técnico, con una declaración y demostrar la utilidad pública y todo eso es perfectamente conseguible, en el caso del Club Campestre.
Sostuvo que la propiedad privada no es como la propiedad romana, sino es sujeta y es susceptible de expropiación y no es un acto ilegal.
Rodríguez Lozano, explicó que es un acto regulado por las leyes y las normas y se da constantemente en distintas partes del mundo.
Aseguró que “no es un ataque a la propiedad privada, no hay porqué desgarrarse las vestiduras simplemente es un ejercicio de autoridad que de darse estaría cumpliendo con los objetivos sociales de nuestro orden jurídico y sobre todo atendería al interés de la gran mayoría de los ciudadanos”.
Esta pelea jurídica y mediática apenas empieza y en El Campestre ya se preparan con un equipo de más de 20 abogados.
Echemos un vistazo a algunas de las familias multimillonarias socias del Club Campestre de Tijuana:
La familia de Rodolfo “Rudy” González Salazar, cónsul honorario de Suecia, propietario de la Compañía Comercial de Baja California que administra edificios y diversos predios de Tijuana, además de la Plaza de la Tecnología.
La familia Lutteroth, descendiente de don Héctor Lutteroth Camou, dueños de hoteles, centros comerciales, de franquicia de hamburguesas y otros negocios.
Familia Fimbres, dueños de los Calimax, Femco y múltiples negocios en Baja California y Sonora.
La familia Limón, descendientes de Alberto, Alejandro e Irineo, propietarios de hoteles, centros comerciales, swap meets y otros negocios como El Florido Ah que Barato.
La familia Torres Torija, dueña de propiedades y almacenes de ropa, y amigos del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
La familia Carrillo Barrón, dueña del Parque Industrial Pacífico, desarrollos habitacionales, y propietario de los Zonkeys de Tijuana.
JorgeAlberto Hank, presidente de los Xolos de Tijuana y propietario de otros negocios, e hijo de Jorge Hank, uno de los hombres cuya fortuna es de más de 500 millones de dólares.
La familia Muzquiz de las más ricas de Baja California, dueña de millonarios negocios como desarrollos habitacionales, centros comerciales y constructoras, con inversiones en California.
La familia Cetto, dueña de la vitivinícola del mismo nombre y una de las más importantes de la República Mexicana.
La familia Arnaiz, dueña de centros habitacionales y fraccionamientos privados como Cumbres de Juárez.
La familia Kabande, dueños de hoteles y restaurantes en Baja California.
La familia Fernández Margain, propietarios de centros comerciales y desarrollos habitacionales.
Francisco Rubio y familia, dueña de parques industriales y otros negocios.
La familia Astiazarán, dueños de medios de comunicación; la familia Otañez, propietarios de Omarsa; la familia Plascencia, propietaria de múltiples restaurantes.
La familia Castro, dueña de farmacias y junto con la familia de Irineo Limón, crearon la Fundación Castro-Limón para ayudar a niños con cáncer.
La familia Estudillo, dueña de múltiples propiedades en Tijuana; la familia Luken, originaria de Mexicali y socios de Sempra; la familia Gamboa, dueña de Laboratorios y otros negocios.
Las familias Valladolid, Ruiz Hernández, la familia de Fernando Beltrán, familia Borquez, dueños de Bol Corona ;

La familia Mora, propietaria de diversos negocios en Tijuana.
También son socios de El Campestre, las familias Escobedo Carignan, Hauter, Hodoyan, Kaloyan, de don Pepe Ramírez, la familia de Fernando Beltrán y claro la familia del alcalde Arturo González Cruz.
Y las familias de los nuevos ricos de Tijuana, políticos como
Alejandro Monraz, Max García, Juan Manuel Gastélum hijo, Salvador Morales Riubi, Oscar Arce, Edgar Flores Campbell, Renato Sandoval, Guicho Guerrero, Arturo Pérez Bher y Luis Torres, entre otros.
Son 800 familias socias que representan a alrededor de 25 mil personas que acuden a las instalaciones del Club Campestre.

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